Previamente hemos hablado sobre los peores ejemplos de curanderismo atómico, o la falsa promesa de la radiactividad como cura universal para toda clase de condiciones. Sin embargo, esta mentira generalizada también se las arregló para llegar al mundo de los coches: A principios de la década de los ’40, Firestone lanzó al mercado una serie de «bujías radiactivas» con polonio en sus electrodos. Los anuncios sobre un «andar más suave» y un menor consumo de combustible no tardaron en aparecer…
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