En un principio se pensaba que nuestro cerebro era un órgano estático, que nunca cambiaba. No deja de ser curioso que todo el resto de nuestro cuerpo, incluida nuestra cara, iba cambiando con el tiempo, pero el cerebro se consideraba aparte. Pues no es así. Nuestro cerebro cambia cada momento, en cada experiencia. Sus conexiones cambian y en función de nuestras acciones pueden cambiar para mejorar nuestra calidad de vida o empeorarla.
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