Turing, cumpliendo con el estereotipo de genio matemático y científico, era un poco extravagante, como veremos a continuación. En el verano de 1940 decidió unirse a la Home Guard británica, es decir, al cuerpo de civiles que se preparaban para defender Inglaterra en caso de que la invasión nazi de su país se llevara a cabo. Una de las preguntas del formulario de ingreso era la siguiente: ¿Entiende usted que al enrolarse en los voluntarios de la defensa local de su majestad se halla usted sujeto a la jurisdicción militar?.
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