La ofensiva pilló por sorpresa a los georgianos y recibieron una buena paliza hasta que lograron reagruparse y repeler el asalto. El general Hoke se retiró con sus hombres después de un rato de entretenimiento, pero Stiles resolvió que aquello no podía quedar así. Reunió a los suyos y preparó una rápida respuesta. Hoke, que sabía que a Stiles no le gustaba perder ni a las canicas, organizó su defensa. Cuando Stiles llegó, ambas compañías cruzaron fuego de artillería nívea durante un buen rato...
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