Corre el año 1879 y después de su introducción en Madrid de la mano de hosteleros franceses e imitadores de todo lo franchute, las terrazas comienzan su lenta pero inexorable expansión por toda España. Conquistarán primero las urbes mercantiles y con gran tráfico de extranjeros como Bilbao (donde en 1878 el Café Concert recibe autorización «para colocar mesas portátiles en la acera para el despacho y consumo de refrescos») o Barcelona, ciudad en la que en agosto de 1879 la Cervecería de Ambos Mundos pide permiso al ayuntamiento para poner mesas
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