Vivimos en una cultura que celebra el individualismo y la autosuficiencia y, aún así, los humanos somos unas especies exquisitamente sociales, floreciendo en buena compañía y sufriendo aislados. Más que nada, nuestras relaciones íntimas (o la falta de ellas) moldean y definen nuestras vidas. Mientras que hay numerosas escuelas de pensamiento para ayudarnos a entender qué tensa y mantiene los vínculos humanos, una de las estudiadas con más rigor puede que sea la menos conocida por el público. Se llama la teoría del apego.
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