Los hechos son de sobra conocidos. El 8 de enero de 2000, un bloque de hielo de origen desconocido cayó en Soria. Dos días después, un vecino de Tocina (Sevilla) tomaba tranquilamente un café cuando otro fragmento cayó sobre el capó de su Fiat Uno. El día 12 se repitió el fenómeno en l'Alcúdia, concretamente en una nave industrial de la empresa Viferma. Sus trabajadores estaban acostumbrados a los ruidos, pero uno muy inusual provino de una uralita. Era un pedazo de hielo que se precipitó desde el cielo y atravesó cuatro planchas.
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