Como todos ya sabemos, es más fácil que fosilice un organismo con partes duras (huesos o conchas) que uno de cuerpo blando. Los casos en los que se da esto último son muy escasos y valiosos. Cuando nos remontamos a hace más de 600 millones de años la situación empeora, pues en esa época sólo había microorganismos, cuya fosilización es, cuanto menos, muy complicada. Es verdad que hay algunos casos frecuentes, como el de los estromatolitos, pero el resto es muy escaso en el registro fósil puesto que hablamos de miles de millones años.
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