He estudiado filosofía en la universidad durante nueve años, cuatro de la carrera y cinco haciendo un doctorado, en dos facultades diferentes: en Palma de Mallorca y en la UB, en Barcelona. Muchos son los buenos profesores que me he encontrado y he podido aprender de todos ellos. Sin embargo, también he de decir que el margen de mejora es enorme. Hay que cambiar para adaptarse a los nuevos tiempos, aunque eso suponga acabar con viejas tradiciones muy arraigadas.
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