Este sesgo nos ha dado una visión distorsionada de los simios que los hace parecer menos capaces de lo que son realmente, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Animal Cognition. El problema se reduce a no comparar igual con igual. La mayoría de simios involucrados en experimentos psicológicos son criados en cautividad, retenidos en laboratorios o santuarios. Frecuentemente no han tenido una vida social completa involucrando a otros simios y la inmensa mayoría tampoco ha tenido encuentros sociales cercanos con humanos.
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