Con varios veteranos forjadores y herradores de bueyes de Quintanar de la Sierra (Burgos) conocí en 2003 cómo se moldeaba al rojo vivo los callos o herraduras para posteriormente colocarlas a los bueyes en los tradicionales tornos de madera, como el que se ha conservado en el mesón "El molino" de Vilviestre del Pinar. El hombre ha sabido sacar rendimiento tanto a la fuerza de los animales como a la riqueza de las plantas, para realizar unas actividades productivas que hoy han quedado relegadas al rincon de los recuerdos. Monesma documentales
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