Los diarios personales se escriben a menudo como válvula de escape. Si sus autores son verdaderamente honestos, aprietan el acelerador y dan rienda suelta a sus frustraciones, sus deseos inconfesables, sus fantasías. Un diario es una zona de voladura controlada. A veces, un espacio íntimo de violencia. María, la protagonista de Cabezas cortadas, escribe un diario horripilante donde vuelca sus miserias de española expatriada en Londres, de trabajadora en una empresa de comida rápida, de vecina de un barrio periférico, de víctima del acoso sexual
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