Hay gente para todo, por supuesto, pero por lo general siempre es lo mismo, que la música clásica pertenece a un grupo selecto de adinerados y eruditos de jersey de cuello vuelto, gafas redondas y ademanes ampulosos para explicar que no están de acuerdo con el sistema de concordancia del Catalogo Ryom mientras beben un Follador Valdobbiadene Prosecco. No. Olvidaos.
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