Todavía pensaba en las naves espaciales. Se devanaba los sesos averiguando si eran elipses o tenían la odiosa forma del Nautilus. Otros detalles también lo atormentaban. Por ejemplo: la temperatura. No le agradaría en lo más mínimo que tuvieran aire acondicionado. Tal vez, ni siquiera ellos le llamaban de esa manera. Quizás tenían una piel…
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