El lector puede pensar que los perros no molestan más que los turistas, pero no es cierto. Una persona adulta puede asustar las aves, un niño pequeño puede perseguirlas para jugar, pero no tienen ni la velocidad ni la resistencia de un perro mediano o grande. Por eso las aves levantan vuelo pero vuelven a posar cerca. Pero he visto algunos perros que corrían de un extremo a otro de la playa de Valdoviño (3 Km) persiguiendo las aves con una insistencia propia de un perro de caza mientras el hijoputa de su dueño seguía caminando sin hacer caso.
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