Ya desperté con el “pié torcido” esa mañana y para rematar lo primero que leo en internet nada más a entrar al diario El Universo es “El cóndor Felipe aparece muerto de un balazo”. El estupor se apodera de mí y cuando logro reaccionar después de la furia inicial empiezo a recapacitar de cómo alguien puede ser tan sumamente imbécil para balear a un ave que todos saben está en peligro de extinción y con programas específicos para su cría y reproducción.
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