La cirrosis hepática consiste en la formación de cicatrices (fibrosis) en el hígado, lo que impide que este pueda funcionar correctamente. Es, en realidad, la consecuencia final de varias enfermedades hepáticas crónicas que pueden desembocar en un daño irreparable del hígado. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud de 2016, la región más castigada por la cirrosis hepática es África, con Egipto y Nigeria a la cabeza (161 y 87 decesos por cada 100.000 habitantes de más de 15 años)
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