Por Andrés Upegui Esta película se puede apreciar –como muchos lo han hecho– permaneciendo en el plano de los juicios y análisis sociológicos o políticos. Es verdad que estamos ante la presentación descarnada y naturalista de situaciones de injusticia y violencia, generadas por estructuras sociales clasistas y discriminatorias, sobre todo del hombre contra la mujer. El inconveniente es que por esta vía la obra de arte termina por convertirse en algo que no es: un documento de denuncia y reclamo por acciones políticas y pedagógicas que lleven
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