Cuenta la leyenda que quienes pasaban junto al sarcófago del zar Iván IV en la catedral de San Miguel Arcángel oían gritos y se santigüaban para que no resucitara nunca. Puede que sea solo una leyenda, pero explica porqué se le conoció con el apodo de “el Terrible”. Iván IV fue coronado Gran Príncipe de Moscú a los tres años y hasta el día de su muerte fortaleció el poder de la monarquía y expandió las fronteras hasta el mar Caspio, los montes Urales y la costa del Báltico. Para conseguirlo sometió a nobles y al pueblo con inusitada furia.
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