Vestigios de un pasado imperial, los departamentos y colectividades de ultramar han otorgado a Francia una posición geoestratégica envidiable a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, en el ámbito socioeconómico siguen estando muy lejos de alcanzar los niveles de la metrópoli, su auténtico sostén. Esta situación ha hecho que las manifestaciones de descontento social hayan brotado por varios departamentos en los últimos años; el último ejemplo son los graves disturbios acontecidos en la Guayana.
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