Cada vez que el ser humano domina una tecnología siempre hace uso de la misma con fines bélicos. Shiro Ishii, militar japonés y microbiólogo, inició la guerra bacteriológica en China. Con el fin de la guerra los americanos accedieron a darle inmunidad frente a sus horrendos crímenes de guerra a cambio de sus descubrimientos científicos hechos con prisioneros como si fuesen cobayas. La maldad de Ishii y el número de sus crímenes deja a Menguele, el doctor nazi, como un principiante en estas materias.
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