Los errores pueden ser difíciles de asimilar, por lo que a veces nos rehusamos a admitirlos, en vez de asumirlos. Nuestro sesgo de confirmación se impone y esto provoca que comencemos a buscar cómo probar nuestras creencias. El auto al que le bloqueaste el paso ya tenía una abolladura en la defensa, lo cual demuestra que fue culpa del otro conductor.
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