Pese a las guerras y las rivalidades que perduran en las repúblicas ex yugoslavas, Kukoč es un jugador querido en todas ellas, una reputación nada fácil de conseguir en Balcanes. En esta entrevista, celebrada en la capital serbia, lo sigue demostrando: «Siempre me ha gustado venir a Belgrado, disfrutaba jugando aquí, la afición del Partizan me quería y me respetaba mucho. Creo que sus fans son una afición educada que sabe reconocer a los jugadores, a las personas y a los talentos». Tanto fue así, que estuvo a punto de jugar de blanquinegro, un
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Desde luego, habría sido digno de ver.