"Esas mismas fuentes indican que los encapuchados han lanzado petardos y papeles en el interior del centro y después han agredido a cinco estudiantes pertenecientes a la asociación 'Foro'."
Pues mira, tiene toda la razón, unos que entran encapuchados en la universidad y tiran petardos causan destrozos y agreden SON fascistas, por mucho que quieran disfrazarse de antifascistas
Esas actuaciones NO SON " la legítima lucha popular" como dice el del artículo, no confundamos las cosas
Lo de Ana Pastor es la batalla de los que quieren hacernos creer que lo bueno es no ser de izquierdas ni de derechas sino todo lo contrario, es decir no ser nada y formar parte de la mayoría silenciosa de Rajoy.
Lo que esta periodista pretende es parecer una diosa antigua que desde su posición por encima de todo, nos enseña el bien y el mal sin mancharse tras el escudo de su indefinición mediática. Creo sinceramente que se equivoca.
Comentarios
#0 Aparte de que el articulillo que has puesto es bastante sensacionalista y penoso tratando de defender la violencia, es spam
@yoasan
Vaya lio, si los antifascistas son los fascistas ¿ los que luchan contra ellos que son ?.
#1 Fascistas también.
Son todos los mismos....
"Esas mismas fuentes indican que los encapuchados han lanzado petardos y papeles en el interior del centro y después han agredido a cinco estudiantes pertenecientes a la asociación 'Foro'."
Pues mira, tiene toda la razón, unos que entran encapuchados en la universidad y tiran petardos causan destrozos y agreden SON fascistas, por mucho que quieran disfrazarse de antifascistas
Esas actuaciones NO SON " la legítima lucha popular" como dice el del artículo, no confundamos las cosas
La guerra es la paz.
La mentira es la verdad.
Lo de Ana Pastor es la batalla de los que quieren hacernos creer que lo bueno es no ser de izquierdas ni de derechas sino todo lo contrario, es decir no ser nada y formar parte de la mayoría silenciosa de Rajoy.
Lo que esta periodista pretende es parecer una diosa antigua que desde su posición por encima de todo, nos enseña el bien y el mal sin mancharse tras el escudo de su indefinición mediática. Creo sinceramente que se equivoca.