Nadie sabe cuántas personas deambulan todavía entre cascotes y jeringas por Las Barranquillas. Los últimos derribos del Ayuntamiento han convertido el poblado en un amasijo de escombros donde solo un puñado de casas de barro recuerdan que el negocio conoció aquí tiempos 'mejores'.
Comentarios
...cruda realidad,...
Pobre gente, la ostia....
tan gallitos los políticos,...bla,bla,bla,bla,bla,bla,...pero con las mafias se hacen caca
Puede que sea uno de los "negocio" de los que todos desearíamos saber que ha quebrado.