GONZÁLEZ-Sinde no será nunca Carmen Calvo, pero apunta maneras. Carece del desparpajo irrefrenable, de la simpleza sin lagunas y de la intemperancia agreste que convirtieron a su añorada antecesora en carne de leyenda. Carmen Calvo era, igual que el París de Hemingway, una fiesta perpetua. De Ángeles González-Sinde no cabe esperar alardes de gracejo -de grazejo- a la hora de repartir mercedes entre la Cofradía de la Santa Zeja. Su única misión es atizar el sectarismo haciendo astillas la caja del dinero y amplificar las voces de los tenores hue
Comentarios
# 1 Sí, pero motivos tiene
Jojojojo Se ha quedado a gusto el que ha escrito el texto.
Cansinoooooossss!
Pero muy ¡cansinoooooossss!
#4 Pero muy ciertoooooooooooooooooooo!