Habían pagado 300 € por una sabrosa y esponjosa tarta nupcial de tres pisos decorada con glaseado de chocolate blanco-praliné y flores comestibles. Fue al probarla delante de todos los invitados, entre estornudos de ahogamiento, cuando descubrieron que la tarta estaba hecha de poliestireno.
Comentarios
Está claro que el amor es ciego y que el matrimonio te vuelve gilipollas.
Lo que hacen algunos por pillar una noche...
¡Que lo recreen en El Hormiguero ya!
pa mi que esa tarta era para un funeral.... (en el sentido de funeral americano... )