Todo el mundo se siente autorizado para criticar y cuestionar la escuela y el trabajo del profesor. A diferencia de lo que pasa con otros oficios y profesiones donde se reconoce la existencia de un saber específico adquirido a fuerza de formación y experiencia, en la enseñanza parece que este reconocimiento no exista.
3. El discurso obsesivo y dominante sobre el malestar docente que eclipsa los aspectos satisfactorios y positivos de la profesión. No negaremos algunas obviedades en algunos contextos y situaciones escolares, donde las condiciones de trabajo se hacen particularmente difíciles, el malestar docente es una consecuencia lógica. Ahora bien, en otras situaciones y circunstancias es necesario analizar si el malestar docente es fruto de las condiciones objetivas o no es otra cosa que la construcción de una coartada y de un discurso cómodo y autojustificatorio para oponerse a cualquier proceso de innovación y de cambio, venga de donde venga.
Pues sí, porque el discurso victimista que se ha instalado entre el profesorado, ya huele un poco.
A mi me está sorprendiendo oír a profesores hablar de los alumnos conflictivos con adjetivos impropios del educador que es capaz de distinguir como conflictos en otros ambitos (la mayoría familiares) repercuten en los chavales y que sus fustraciones las muestran en la escuela de diferentes formas, ¿o no saben que las manifestaciones violentas de un alumno son síntoma de que necesita ayuda urgente?
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3. El discurso obsesivo y dominante sobre el malestar docente que eclipsa los aspectos satisfactorios y positivos de la profesión. No negaremos algunas obviedades en algunos contextos y situaciones escolares, donde las condiciones de trabajo se hacen particularmente difíciles, el malestar docente es una consecuencia lógica. Ahora bien, en otras situaciones y circunstancias es necesario analizar si el malestar docente es fruto de las condiciones objetivas o no es otra cosa que la construcción de una coartada y de un discurso cómodo y autojustificatorio para oponerse a cualquier proceso de innovación y de cambio, venga de donde venga.
Pues sí, porque el discurso victimista que se ha instalado entre el profesorado, ya huele un poco.
A mi me está sorprendiendo oír a profesores hablar de los alumnos conflictivos con adjetivos impropios del educador que es capaz de distinguir como conflictos en otros ambitos (la mayoría familiares) repercuten en los chavales y que sus fustraciones las muestran en la escuela de diferentes formas, ¿o no saben que las manifestaciones violentas de un alumno son síntoma de que necesita ayuda urgente?
Si algo le sobra a un profesor es autoestima.