Un animal que un día fue poderoso y fiero, y que ha quedado reducido a una especie desconocida que sólo conserva el color, pero que se muestra como un ser inválido, tullido, agotado, y, a veces, dulce como el almíbar, al que han exprimido hasta la última gota de fortaleza, casta y sangre brava. Ese toro moderno es piedra de escándalo, y, si no se remedia, pondrá el punto final a la fiesta.
Comentarios
El país, ese diario progresista .
Esta gente, que seguramente no tienen ni puta idea de genética, inciden constantemente a que es debido a la evolución y a la selección artificial.
Que intenten a no torturarlos, desorientarlos... y ya verán como llegan a la vergüenza nacional con más energía y más bravura.
¡Qué asco de país de cavernícolas!
Bravo, toro bravo por haber aprendido que los de los trajes ridículos hacen pupa.