Desde ayer al mediodía, un joven identificado como Andrés M. estuvo paseándose por los alrededores del Congreso agitando los brazos con desesperación y cogiendo aire al grito de “ah… ah…” mientras echaba la cabeza hacia atrás y se convulsionaba producto de los escalofríos. “Iba corriendo de un lado a otro apuntando con su nariz a todos los viandantes, amenazando con estornudar en cualquier momento”, comenta uno de los testigos que puso sobre alerta a las autoridades.
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