Guillem terminó arrinconado en un callejón, sujetado entre tres personas, y asesinado a manos de Pedro Cuevas, quien de una puñalada en el corazón le robó la vida. Con Guillem en tierra, el grupúsculo fascista entonó el 'Cara al sol' y luego se fue entre gritos de "Arriba España" y saludos nazis, mientras los amigos buscaban auxilio para su compañero. La policía no hizo mucho para encontrar a los culpables, sino que fueron los mismos agresores quienes se personaron en comisaría unos días después.
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