La flora intestinal afecta a nuestros pensamientos y emociones, ha descubierto un estudio. La composición de la flora se refleja en el volumen de las zonas cerebrales implicadas en el tratamiento de informaciones complejas y en la memoria, e influye asimismo en el comportamiento humano. Se ha podido descubrir que las personas que tenían una flora intestinal dominada por Bacteroides tenían una materia gris más densa en el córtex frontal y las regiones insulares, las zonas del cerebro especializadas en información compleja y memoria.
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