Cuando la persona que envió Luis Bárcenas el pasado jueves a la sede nacional del PP en Madrid a recoger sus objetos personales había empaquetado todo lo que había en el despacho, salvo dos ordenadores portátiles que se quedaron en el partido, comunicó a los empleados que le atendían que faltaban algunas cosas que no estaban allí sino en el garaje del inmueble.
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