En las ediciones actuales de los clásicos, que leo a mis hijos con decepción y protesta, los famosos lobos que se regocijaban en la ingesta de carne humana se han vuelto vegetarianos. El de Caperucita Roja, al atacar a la abuela, la arranca de la cama y la guarda en el armario. Pulgarcito ya no es abandonado por sus padres. Se pierde en el bosque. Lo contrario, según algunos editores, podría confundir a los niños respecto a los roles parentales adecuados.
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