En las ruinas de la burbuja inmobiliaria vive Enrique. Ese lugar, hace años, era una oficina de ventas de promesas. El paraíso, entonces, era una cuestión de ladrillo. El cielo estaba tan cerca como el suelo que podías pagar. Pero la mentira explotó y pilló por medio a esta caseta en las afueras de Valencia. Ni se construyeron los pisos prometidos ni tan siquiera desarmaron el contenedor de 14 metros cuadrados donde se mostraban los planos. La garita quedó como un cadáver más de la cultura del pelotazo de viga y cemento.
|
etiquetas: casa protesta , street art , enrique , burbuja inmobiliaria , vara de quart