El daño ya está hecho y la espiral imparable de deuda e incremento de tipos, junto con las posiciones perdedoras en los derivados, nos aseguran que esta vez el sistema no resistirá sin un reset impresionante. Que coincidan al mismo tiempo la explosión de la burbuja de la deuda, la inmobiliaria y la de la bolsa, no es casualidad, sino el final de un ciclo civilizatorio, que también lleva aparejado el agotamiento de los recursos y un estado de "overshoot" insoslayable.
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