Mientras la mayor parte del Medio Oriente está invadida por la indignación tras semanas de destructivos ataques israelíes contra Hezbolá y sus líderes, algunas comunidades están celebrando el desmantelamiento de la poderosa milicia que los persiguió. En ninguna parte ese sentimiento es tan fuerte como en algunas partes de Siria, donde Hezbolá ha desempeñado un papel clave al ayudar al presidente Bashar al-Assad a llevar a cabo una brutal represión contra los opositores al gobierno de décadas de su familia