Hablemos claro. Estamos un poco hasta las narices de tanta tontería, tanto gourmet, tanto foodie y tanto crítico gastronómico (plastas que son) con sus platos del año, sus fotos sin sombras y sus alginatos. Hoy no hablaremos de hacer el amor, vamos a hablar de follar. Y es que un bocata de calamares es a un nigiri de pez mantequilla con trufa exactamente lo mismo que la Bellucci a la Knightley (o qué se pensaban).
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