Nos hallamos ante una gigantesca estafa. En su núcleo se revela una llamativa paradoja: quienes, a través de la imprevisión, la especulación y el negocio más lamentable están en el origen de la crisis han recibido cantidades ingentes de dinero público con el que ahora chantajean a unos dirigentes políticos que, sumisos, aceptan sin rechistar las presiones de esas instituciones, traducidas ante todo en recortes en salarios y en retrocesos en lo que se refiere a sanidad y a educación. Entre tanto, y por añadidura, nadie está en la cárcel.
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