Usted compra el kilo de melocotón a cuatro euros y el agricultor percibe no más de 0,80. Algo similar ocurre con la lechuga: si la unidad cuesta 1,2 euros, el hortelano no cobra más de 25 céntimos. El resto se reparte entre los diferentes eslabones de la cadena de distribución. Y así con casi todos los productos que componen un menú cualquiera. "Sucede hasta con las patatas, que prácticamente no tienen transformación. Se pagan a 20 céntimos en origen y se cobra en la tienda a 0,65", explicó ayer Félix Bariáin, portavoz de UAGN.
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