Una operación policial a raíz de la investigación a un empresario que había realizado una serie de excavaciones en el subsuelo del centro histórico de Nápoles para robar piezas arqueológicas ha permitido descubrir una iglesia del siglo XI, de la que actualmente se puede ver un ábside semicircular con frescos en buen estado de conservación. Asimismo, se inspeccionaron numerosos locales propiedad del empresario en el centro histórico de Nápoles y se incautaron otros túneles subterráneos que se usaban también para excavaciones clandestinas.
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