Como ocurre frecuentemente con las historias de pescadores, el tamaño del pez aumenta cada vez que se cuenta la historia, pero el incidente protagonizado por un Boeing 737-200 de Alaska Airlines en 1987 es completamente real, aunque su publicación coincidiese con el Día de las Bromas de Abril. El 30 de marzo de 1987, un vuelo de Alaska Airlines, que despegaba desde Juneau, Alaska, tuvo un encuentro insólito.
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