El gusto por un tamaño de pecho determinado varían de una cultura a otra. Desde los orígenes de la humanidad los humanos han preferido tanto los senos voluminosos como los pequeños e incluso los pechos planos. Parece que ha sido con el cristianismo cuando el pecho de la mujer cobra el aspecto erótico, seguramente a través de los moralistas, que afirmaban que “de ninguna manera había que permitir que las mujeres mostraran partes de su cuerpo”.
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