Si Dios no hubiese querido tocamientos, no hubiese creado las pollas, ¿no te parece? No hubiese inventado esa insoportable presión testicular que te grita: ¡sácame de aquí, siembra tu simiente, mira ese culo, esa nuca, esa boca! Cien, doscientos, trescientos niños violados, ¿qué es eso comparado con dos mil años de caridad, bondad y perversas tentaciones en llamas?
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