Es conocido por todos el fenómeno actual de varias empresas de vender productos tales como tazas, láminas, agendas y ¡hasta paragüas! plagados de mensajes positivos. No hay más que realizar una búsqueda sencilla en internet para comprobar la cantidad de recursos que existen que abogan por la felicidad, la transmisión de frases positivas y el no dar cabida al dolor y al sufrimiento. Existe en nuestra sociedad un ensalzamiento extremo de la felicidad. Pero, ¿qué pasa si el deseo de felicidad se convierte en una exigencia?
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