Joaquín León Trejo cogió su bicicleta a mediados de julio de 1936 y se fue desde Castilleja del Campo a Sevilla para defenderla de los golpistas. Era maestro republicano. Un exalumno falangista lo reconoció en el tranvía y lo denunció. El 22 de agosto, el mismo día que Queipo de Llano se hacía con el control total de la capital andaluza, fue fusilado por “extremista peligroso”.
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