Mientras países como EE UU o Alemania apuestan por la fotovoltaica, en España su percepción sigue anclada al pasado. España, el país del sol, está perdiendo totalmente la senda del desarrollo fotovoltaico internacional. Todavía hay opción de retomarla, pero otro golpe más sería terrible; para nosotros y para la confianza de los inversores en el país.
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