El pasado jueves, un fallo técnico en Google causó graves problemas de privacidad que, de tratarse de otra compañía algo más pequeña, probablemente habrían significado el fin de la misma. Su servicio de mensajería instantánea, a través de cualquiera de sus aplicaciones (Hangouts, Gmail chat o Gtalk) entregó durante horas los mensajes a destinatarios erróneos. ¿Os imagináis que vuestras conversaciones personales o profesionales fueran leídas por terceros, sin vosotros saberlo? Pues eso mismo sucedió.
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