A medio camino entre el «Gran Hermano» de Orwell y «El show de Truman», la última ocurrencia del artista y disidente chino Ai Weiwei ha sido instalar en su casa cuatro cámaras conectadas a internet para que todo el mundo pueda ver lo que hace las 24 horas del día. Dichas «webcam» serán especialmente útiles para la Policía, que lo mantiene vigilado en su domicilio desde que, hace un año, fuera detenido por la presunta evasión de impuestos de su empresa, Beijing Fake Cultural Development, que en realidad dirige su esposa.
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