Nadie esperaba esta invasión. “Impensable”, escribí en Ctxt evocando las escenas de Budapest en 1956 como algo por completo descartado. Todo el mundo bien informado y con criterio lo decía a mediados de febrero. Lo decían en Kíev el propio ministro de defensa y los más agudos analistas ucranianos. Lo decía la razón. “Pensábamos racionalmente una situación que desbordó el marco racional”, dice ahora con amargura uno de ellos. Sabíamos que algo “fuerte” ocurriría. Moscú ya anunció “medidas técnico-militares” si Estados Unidos y la OTAN no atendí
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